Los desarrollos recientes en la tecnología del olor han introducido nuevos dispositivos principalmente para la vigilancia del olor. Estos sistemas se conocían anteriormente como narices electrónicas o "e-narices" (e-nose, en inglés), sin embargo, este término es incorrecto puesto que estos dispositivos no tienen el sentido del olfato, esto es una capacidad exclusiva del ser humano. Un término más correcto sería un sensor de odorantes o o-sensor. Sin embargo, en algunos casos el término "o-sensor" es algo restrictivo ya que significaría la exclusión de algunos otros instrumentos para la vigilancia y monitorización del olor tales como los cromatógrafos de gases por ejemplo.
La aplicación primaria de estos instrumentos es la generación de métricas de olor que sean indicadores relevantes para la presencia y atributos de un olor tal y como sería percibido por un grupo representativo de seres humanos.
Un beneficio de los sistemas instrumentales de vigilancia del olor es que pueden usarse para medidas en continuo.
Los sistemas de vigilancia del olor se encuentran tradicionalmente limitados en su habilidad para simular el sentido del olfato humano y su gran sensibilidad específica para un gran número de odorantes. El olfato humano hace trabajar a aproximadamente 400 tipos de células receptoras olfativas muy específicas. Los sistemas de vigilancia ambiental de los olores están en la actualidad bastante menos desarrollados y por tanto solo darán resultados indicativos.
Los sensores de olor son a menudo sensibles tanto a moléculas odorantes relevantes como también a otras moléculas sin olor relevante. Los o-sensores pueden tambien estar sujetos a otras interferencias tales como la humedad y la temperatura. Esto puede llevar a que las señales de los o-sensores ofrezcan falsos positivos y falsos negativos, siempre que la relevancia del olor sea el objetivo de éstos.
Un o-sensor es usualmente un dispositivo con diferentes sensores y equipado con un software que aprende una secuencia de señales electrónicas correspondientes con un gas específico y lo memoriza. De esta forma un o-sensor obtiene una secuencia electrónica que se reconocerá después, cada vez que el mismo gas se presente a los sensores.
El modo de operación de estos sensores es relativamente sencillo. Las muestras de gas se comparan con librerías personalizadas y se reconocen como el "olor" cuando hay una coincidencia con la secuencia previamente registrada. De esta forma es posible el reconocimiento a tiempo real de los olores sin la necesidad de llevar una muestra al laboratorio.
Hasta la fecha, los o-sensores no pueden usarse para evaluar la concentración de olor a menos que se hayan calibrado antes con un olor de referencia con las mismas propiedades químicas.
Los o-sensores se usan ampliamente en la actualidad en sistemas de vigilancia ambiental. Por ejemplo en Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDARs) o Plantas de Tratamiento de Aguas Servidas(PTAs) y también en refinerías. En este caso, se pasa una muestra del gas oloroso a través de los sensores y se registra la señal eléctrica de la secuencia. Después, se establece un nivel de alerta que se activa una vez se supera el límite.
Notas:
- Vea en nuestra sección del Directorio una lista de diferentes o-sensores (antes conocidos como narices electrónicas) del mercado.
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