
Una operación fundamental para llevar cabo la evaluación del impacto por olores de una actividad es el análisis de los datos meteorológicos, particularmente dirección y velocidad del viento. Tal análisis permite por ejemplo evaluar el número de calmas que podrían dar lugar a altos valores de concentración y para detectar posibles errores en datos meteorológicos antes de usarlos en modelos de dispersión atmosférica. Asimismo, la determinación de la direccion de viento prevalente permite comprender si las posibles fuentes emisoras de olor se encuentran generalmente a sotavento de los receptores potenciales.
Los programas informáticos que son capaces de visualizar los datos de viento de una manera fácil y en un periodo de tiempo muy corto son muy importantes puesto que permiten comprobar la calidad de los datos antes de usarlos en un modelo de dispersión atmosférica.